Cuando leí por primera vez la consigna de esta actividad, donde me pedían identificar las herramientas tecnológicas de la Sociedad de la Información que se incorporaron en los distintos aspectos de mi vida en los últimos 15 años pensé rápida e instintivamente: sólo el celular….que me regalaron hace unos 3 años mis amigas (cansadas de mi resistencia a cargar con algo a mi entender de entonces bastante prescindible…). Lo demás (computadora, Internet, etc.) parecían existir e imponer su presencia en mis actividades desde … no sé cuánto antes. Grande fue mi sorpresa al darme cuenta que no era así, todo lo contrario. Y empecé a sacar cuentas: 15 años atrás…corría 1992, y rememoré mis primeras experiencias con la compu, como yo la llamo, porque a veces siento que me llevo mejor con esta máquina pensando que es mi congénere (no un ordenador, término frío y distante que utilizan los españoles para nombrarla). Y me acordé de la primera computadora que me compré, como auto-regalo de graduación cuando me recibí de Ingeniera Civil en el `91: no sabía ni enchufar tantos cables, y mi miedo a romperla era tal que casi le pedía permiso para usarla. Durante mis estudios universitarios había tenido escaso contacto con las computadoras, a pesar de ser una carrera técnica, y era toda una experiencia tener una para mí sola, en mi dormitorio. En ella aprendí lo básico, aunque en D.O.S., y recuerdo el salto que significó pasar de escribir una orden o elegir de un menú desplegable a la siguiente etapa, mas amigable, cuando compré unos años después otra computadora, en la que todo se hacía a través de pequeños íconos con dibujitos raros que nunca sabía qué significaban…Sólo probando y probando aprendí que no pasaba nada…siempre estaba el botón que permitía deshacer lo que uno hacía mal. En fin, suena raro pensar que hace sólo 10 o 15 años me pasaba esto, sobre todo cuando hoy me resulta difícil imaginar en pasar más de uno o dos días sin acceder a una computadora, sin leer mis mails, sin entrar a Internet a leer las noticias…sin conectarme.
Uno se acostumbra e incorpora a su rutina diaria, de a poco pero sin pausa, casi sin saberlo, nuevos elementos y nuevas actividades que se relacionan con las famosas TICS.
Al principio la computadora se infiltró en mi trabajo, primero preparando los trabajos prácticos y apuntes para los alumnos; luego con la posibilidad de sustituir en algunos casos la tiza y el pizarrón por la clase en Power Point, con la esperanza de que las imágenes, las pequeñas simulaciones (hechas a pulmón y a costa de aprender haciendo, sobre la marcha) pudieran captar la atención de los chicos, motivarlos y hacer menos ardua la tarea de enfrentarse a tantos números y cálculos. Sigo pensando que valió y vale la pena el esfuerzo y las horas invertidas, y la elaboración de material didáctico es algo que hoy me atrapa y me estimula, y me da muchas satisfacciones a pesar de uno que otro dormilón que a veces uno sorprende durante la clase y le hace repensar si estará haciendo lo correcto…
Mas adelante mis tareas se diversificaron en la Facultad, y aparecieron otras actividades además de enseñar, como la gestión y la investigación. Recuerdo bien cuando hice mis primeras incursiones por la red, buscando información para un trabajo de investigación. Sentía un poco de vergüenza de preguntar a mis compañeros, ya expertos en la investigación, cómo buscar en esa maraña de información que significaba Internet. Y aprendí observando, probando, navegando, y de a poco esta red infinitamente compleja donde uno encuentra todo al alcance de la mano y se siente conectada a un mundo nuevo e intangible también me conquistó: y aprendí a buscar, clasificar y seleccionar entre tanta información, a “cortar y pegar” como hacen los chicos hoy, a vivir “en simultáneo” lo que pasa en otros lados del mundo, lo bueno y lo malo (aún me sobrecoge recordar lo que sentíamos en la facultad al ver a través de la pantalla vía Internet el atentado a las Torres Gemelas, casi en vivo y en directo).
Y así, naturalmente, a veces por necesidad y otras por gusto y decisión propia, las Tics siguieron dejando su impronta en mi vida. Cerca del 2000 mi vocación docente me llevó a emprender una formación de posgrado (Maestría en Docencia Superior Universitaria). A lo largo de ese camino de aprendizajes el tema de la Introducción de las Tics en la enseñanza de la Ingeniería Civil se fue conformando como mi probable tema de tesis (tesis que aún es una materia pendiente en mi vida). En el 2001 el mismo interés en la relación TICS-Docencia me llevó a tierras lejanas, permitiéndome realizar una pasantía durante dos meses en la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona, España. Vivir aunque sea por corto tiempo en esa hermosa ciudad, cosmopolita y moderna, tan cercana a mí gracias a recuerdos de abuelos y familia españoles, pero a la vez tan lejana como sorprendente, fue una experiencia por demás enriquecedora, no sólo en lo profesional sino también en lo personal. Y de nuevo las Tics tuvieron su papel: significaron durante esos dos meses en el Viejo Mundo el nexo permanente con mi familia, mis amigos, mis compañeros y mi país, a través del chat y el correo electrónico, todo un mundo de intercambios afectivos, de acercar distancias y compartir experiencias a través de la red.
A partir de entonces y gracias al Proyecto por el cual viajé a Barcelona, dispuse de una computadora portátil para llevar a cabo mis tareas docentes, lo que implicó un paso mas adelante en cuanto a tecnología informática, con la comodidad y disponibilidad que ello implica. A ello se sumó en los últimos años el teléfono celular, aparato al que me resistí durante un tiempo, a veces creo que por una especie de rebelión interna ante su imparable avance, otras veces creo como un intento inútil de mantener una cierta libertad o independencia, no se de quién o de qué. Pero lo superé, y el celular se incorporó a mi rutina de vida sin mayores contratiempos ni extrema dependencia, mas bien como algo útil pero no imprescindible ni insustituible. Aunque reconozco me permitió, a través de los mensajes de texto con mis sobrinos adolescentes, conocer una nueva forma de comunicación y un nuevo lenguaje, tan conciso como a veces ininteligible y que suscita en mí reacciones diversas, algunas de risa y otras de resignada incomprensión.
Y por último en este año 2007 conecté Internet banda ancha en mi casa (antes siempre accedía desde el trabajo), sorprendiéndome a mí misma navegando a horas insólitas en la red. A continuación me inscribí en esta Diplomatura, en la que hoy me encuentro dando mis primeros pasos vacilantes, ante la nueva e intrigante experiencia de aprender a distancia, una nueva modalidad que desconozco y estoy segura me permitirá crecer en muchos aspectos. Dudas y expectativas se entremezclan con miedos e incertidumbres, pero ¿no es así la vida en este mundo de la Sociedad de la Información o del Conocimiento en el que nos toca actuar, cada uno desde su lugar? Una rara mezcla de experiencias, vivencias y cambios permanentes en los que nos vemos envueltos o nos sumergimos por propia voluntad, a los que hay que hacerles frente, conquistando nuevos horizontes y haciendo camino al andar.
¿Qué más me depara este camino? ¿hasta dónde las Tics seguirán marcando hitos en mi vida? No lo sé, pero creo que ya que las Tics hoy forman parte de este mundo y de mi vida, vale la pena conocerlas, perderles el miedo e incorporarlas de la mejor manera en nuestras actividades, para bien de toda la sociedad. Y estoy segura esta experiencia de aprendizaje virtual compartida me ayudará a transitar ese camino.
Uno se acostumbra e incorpora a su rutina diaria, de a poco pero sin pausa, casi sin saberlo, nuevos elementos y nuevas actividades que se relacionan con las famosas TICS.
Al principio la computadora se infiltró en mi trabajo, primero preparando los trabajos prácticos y apuntes para los alumnos; luego con la posibilidad de sustituir en algunos casos la tiza y el pizarrón por la clase en Power Point, con la esperanza de que las imágenes, las pequeñas simulaciones (hechas a pulmón y a costa de aprender haciendo, sobre la marcha) pudieran captar la atención de los chicos, motivarlos y hacer menos ardua la tarea de enfrentarse a tantos números y cálculos. Sigo pensando que valió y vale la pena el esfuerzo y las horas invertidas, y la elaboración de material didáctico es algo que hoy me atrapa y me estimula, y me da muchas satisfacciones a pesar de uno que otro dormilón que a veces uno sorprende durante la clase y le hace repensar si estará haciendo lo correcto…
Mas adelante mis tareas se diversificaron en la Facultad, y aparecieron otras actividades además de enseñar, como la gestión y la investigación. Recuerdo bien cuando hice mis primeras incursiones por la red, buscando información para un trabajo de investigación. Sentía un poco de vergüenza de preguntar a mis compañeros, ya expertos en la investigación, cómo buscar en esa maraña de información que significaba Internet. Y aprendí observando, probando, navegando, y de a poco esta red infinitamente compleja donde uno encuentra todo al alcance de la mano y se siente conectada a un mundo nuevo e intangible también me conquistó: y aprendí a buscar, clasificar y seleccionar entre tanta información, a “cortar y pegar” como hacen los chicos hoy, a vivir “en simultáneo” lo que pasa en otros lados del mundo, lo bueno y lo malo (aún me sobrecoge recordar lo que sentíamos en la facultad al ver a través de la pantalla vía Internet el atentado a las Torres Gemelas, casi en vivo y en directo).
Y así, naturalmente, a veces por necesidad y otras por gusto y decisión propia, las Tics siguieron dejando su impronta en mi vida. Cerca del 2000 mi vocación docente me llevó a emprender una formación de posgrado (Maestría en Docencia Superior Universitaria). A lo largo de ese camino de aprendizajes el tema de la Introducción de las Tics en la enseñanza de la Ingeniería Civil se fue conformando como mi probable tema de tesis (tesis que aún es una materia pendiente en mi vida). En el 2001 el mismo interés en la relación TICS-Docencia me llevó a tierras lejanas, permitiéndome realizar una pasantía durante dos meses en la Universidad Politécnica de Cataluña, en Barcelona, España. Vivir aunque sea por corto tiempo en esa hermosa ciudad, cosmopolita y moderna, tan cercana a mí gracias a recuerdos de abuelos y familia españoles, pero a la vez tan lejana como sorprendente, fue una experiencia por demás enriquecedora, no sólo en lo profesional sino también en lo personal. Y de nuevo las Tics tuvieron su papel: significaron durante esos dos meses en el Viejo Mundo el nexo permanente con mi familia, mis amigos, mis compañeros y mi país, a través del chat y el correo electrónico, todo un mundo de intercambios afectivos, de acercar distancias y compartir experiencias a través de la red.
A partir de entonces y gracias al Proyecto por el cual viajé a Barcelona, dispuse de una computadora portátil para llevar a cabo mis tareas docentes, lo que implicó un paso mas adelante en cuanto a tecnología informática, con la comodidad y disponibilidad que ello implica. A ello se sumó en los últimos años el teléfono celular, aparato al que me resistí durante un tiempo, a veces creo que por una especie de rebelión interna ante su imparable avance, otras veces creo como un intento inútil de mantener una cierta libertad o independencia, no se de quién o de qué. Pero lo superé, y el celular se incorporó a mi rutina de vida sin mayores contratiempos ni extrema dependencia, mas bien como algo útil pero no imprescindible ni insustituible. Aunque reconozco me permitió, a través de los mensajes de texto con mis sobrinos adolescentes, conocer una nueva forma de comunicación y un nuevo lenguaje, tan conciso como a veces ininteligible y que suscita en mí reacciones diversas, algunas de risa y otras de resignada incomprensión.
Y por último en este año 2007 conecté Internet banda ancha en mi casa (antes siempre accedía desde el trabajo), sorprendiéndome a mí misma navegando a horas insólitas en la red. A continuación me inscribí en esta Diplomatura, en la que hoy me encuentro dando mis primeros pasos vacilantes, ante la nueva e intrigante experiencia de aprender a distancia, una nueva modalidad que desconozco y estoy segura me permitirá crecer en muchos aspectos. Dudas y expectativas se entremezclan con miedos e incertidumbres, pero ¿no es así la vida en este mundo de la Sociedad de la Información o del Conocimiento en el que nos toca actuar, cada uno desde su lugar? Una rara mezcla de experiencias, vivencias y cambios permanentes en los que nos vemos envueltos o nos sumergimos por propia voluntad, a los que hay que hacerles frente, conquistando nuevos horizontes y haciendo camino al andar.
¿Qué más me depara este camino? ¿hasta dónde las Tics seguirán marcando hitos en mi vida? No lo sé, pero creo que ya que las Tics hoy forman parte de este mundo y de mi vida, vale la pena conocerlas, perderles el miedo e incorporarlas de la mejor manera en nuestras actividades, para bien de toda la sociedad. Y estoy segura esta experiencia de aprendizaje virtual compartida me ayudará a transitar ese camino.
2 comentarios:
Hola Analía!
Bueno, yo también hace poco que incorporé las Tics a mi vida, y ahora no me las puedo sacar!!es un mundo superinteresante del cual, se ve es dificil e innecesario salir.Ja! ahora ando con mi noteb por todos lados. Soy diseñador de interiores pero ahora me fuí hacia la publicidad. Tal vez los conozcas, pero estos 2 blogs están muy buenos: http://www.pablomancini.com.ar/
http://www.zeddigital.es/
Haber si alli encontras algo que te sirva para tus investigaciones y estudios. Éxitos!!
Saludos.
Hola Paco:
te agradezco tu comentario y las direcciones de blogs recomendados (conocía el de Mancini, no el otro), muy interesantes. Veo que somos muchos los que estamos en esta aventura de convivir con las Tics, y desde áreas muy diversas. Suerte en tu trabajo. Hasta pronto
ANALÍA
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